EL
CHAMAQUITO DE LAS RANCHERAS
Esa mañana fue especial para aquella mujer, sus ojos lo decían, le brillaban tal cual lo hace la estrella resplandeciente de la mañana. Es un niño - dijo el médico que atendió el parto - ¡Felicitaciones!
Era un jueves, un día más del calendario para
muchos, pero el día más especial para Amalia pues en ella se hacía presente el
milagro de la vida. Un regalo le había sido enviado desde el cielo y por fin
llegaba el día de recibirlo, el 18 de enero del año 1996.
Como no había pensado todavía cómo llamarlo le pidió
ayuda a sus amigas quienes le presentaron una gran gama de posibilidades: Camilo,
Sebastián, Pedro, Jesús, Cristian, Mauricio y hasta Maximiliano (que era el
nombre del protagonista de una novela en ese entonces); el nombre que le llamó
la atención de la lista fue Cristian ya que le traía muy buenos recuerdos,
entonces se pusieron a la tarea de buscar un nombre que "combinara"
con Cristian, se abrió otro listado: Fernando, Miguel, Daniel, Esteban,
Mauricio y otros más; y adivinen cuál fue el elegido... ¡Daniel! El niño se
llamaría "Cristian Daniel"; gracias a Dios los apellidos no había que
pensarlos porque si no se alargaría esta historia.
El tiempo transcurría y el niño ya daba sus primeros
pasos en las calles empedradas de su natal Saravena, no obstante, allí no sería
donde terminaría de aprender. Cristian pasó la primera parte de su infancia en
Arauca, la capital del departamento, donde inició su academia desde el grado
preescolar hasta mitad del segundo, ya que por motivos familiares volvió junto
con Amalia a Saravena donde culminó sus estudios de la básica primaria,
secundaria y media técnica.
Quiero retroceder un poco al momento en el que
regresa a Saravena, representa una parte muy importante. Tenía siete años
cuando decidieron volver, y para él sería la mejor decisión que tomaron ya que
lo que sucedió allí marcó su vida por completo. A la edad de nueve años se
estrelló con la mejor noticia y así como hace un equipo con un jugador, Dios lo
había fichado; la verdad no recuerdo que Cristian tuviese algún talento, en lo
único que destacaba era por sus buenas notas y por su carácter introvertido. ¿Saben
algo? Cuando Dios se topa con alguien y este no le es indiferente hasta la
manera de pensar se la cambia y su visión se transforma, pero ¿por qué lo digo?
Cristian se había proyectado desde muy niño a terminar sus estudios básicos y
dedicarse a aprender el arte de la familia: la mecánica automotriz empírica;
desde muy niño le gustaba la docencia, sin embargo, lo veía imposible pues en
su familia graduarse de bachiller era el mayor logro, lo demostraba el hecho de
que solamente lo había conseguido una persona en la familia. Pero desde el día que
le dio entrada al que le provee todo a los hombres su proyecto se reformuló,
sería el primer Meza Sanabria en pisar la universidad.
Las buenas noticias no paran ahí, les comentaba que
Cristian no tenía ningún talento, hasta se complicaba pateando una pelota, no
se rían le pasa a cualquiera; había un regalo más, uno nuevo sin abrir y
dedicado para él: desde ahora me servirás cantando - le dijo el Señor - yo te
doy un talento. Aclaro para que nadie me recrimine que no hubo una voz literal
que expresara eso, en cierta medida lo sintió como si así fuera. Desde allí
empezó a hacer uso de su talento no solo en su natal Saravena sino también en
varios lugares de Colombia y el país fronterizo Venezuela; su primera canción todavía
la recuerdo y aún se la escucho cantar: "No hay nada que sea muy difícil
para los dos estando solo soy muy débil contigo no, con Jesús a mi lado no hay
ningún temor nada será imposible si contigo estoy..."
Los años continuaron pasando y su proyecto se iba
cumpliendo, logró su título de bachiller técnico comercial y se inscribió en la
universidad consiguiendo el cupo para su tan anhelado sueño de ser un maestro.
Actualmente estudia Licenciatura en Lengua Castellana y Comunicación en la
Universidad de Pamplona en Cúcuta, capital del Norte de Santander, mientras
Amalia, muy orgullosa, le espera en Saravena donde Cristian espera llegar muy
pronto con su título de profesional, con el fin de mostrarle a su familia que
con Dios los sueños se cumplen aun sin importar que su realidad económica diga
lo contrario.
Me presento ante ustedes, mi nombre es Cristian
Daniel Meza Sanabria y mi historia se sigue escribiendo...
La expresión narrativa de la autobiografía es acertada.
ResponderEliminarRevisar redacción y puntuación.