AUTORRETRATO

Basado en el cuento de Edgar Allan Poe, "El duque de l’Omelette" (1832).


     "Que s’il n’eût été de l’Omelette il n’aurait point d’objection d’être le Diable". Alguien podría decir que el duque de l´Omelette fue el más valiente al desafiar y vencer a su majestad el diablo, su gallardía y elocuencia lo ubican en una buena posición. Algún otro alegará que el más atrevido, aunque menos ortodoxo, fue el tal Peralta que le sonsacó al jefe del infierno una buena cantidad de almas. Hay otros que gritan vivas a Francisco el hombre por su tan afamado talento con el acordeón, el mismo que usó para desprestigiar la habilidad musical del primer líder de la alabanza celestial. Pero les traigo malas noticias a los aficionados de estos tres, conozco a uno que de local y visitante lo venció sin el más mínimo esfuerzo, lo hizo subir para abofetearlo y luego descendió a las profundidades a duplicarle la dosis; mejor dicho, como dicen los hinchas, "lo tiene de hijo". Al duque de l´Omelette lo dotó de inteligencia, a Peralta de astucia y a Francisco el hombre lo enseñó a tocar el acordeón. Alguno dirá que es cuento, otro se reirá de mi afirmación, no faltará el que piense que está loco el autor, lo único que yo les digo: pregúntenle (lean) a de l´Omelette¹, acudan (estudien) a Peralta² y visiten (disfruten) a Francisco el hombre³, hasta ellos darán más información que yo.


¹ El duque de l´Omelette, Edgar Allan Poe.
² En la diestra de Dios Padre, Tomás Carrasquilla.
³ La música no tiene credos ni fronteras, ¡disfrútenla!

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